¡Queridos Muchachos y Amigos! ¿Cómo están?
...El día miércoles y el jueves son los días en los que los acompaño a distancia, y de alguna forma como cuando mamá sale y se quedan con papá, René ha estado a cargo en estos días. Si bien me muero por estar ahí con ustedes y ver de cerquita lo que sucede, este salir, trabajar en otro contexto, en Hebraica, con un equipo de humildad, calidez sin igual, al que admiro, del cual aprendo muchísimo y con el que me encanta trabajar, sin lugar a duda es nutritivo; hacer otras cosas, con Hebraica y como hoy en el programa de televisión, definitivamente nutre, día a día, el estar ahí, el ir y venir enriquece mi el trabajo y lo que les ofrezco, y lo hace de la misma forma que nos nutre conocer nuevos y nuestros ingredientes, nos nutre saber de qué estamos hechos.
Ayer prepararon una crema de espinaca muy rica, que siempre queda divina y los "Spaguetti and Meatballs". La froma en la que presentamos esta receta, resulta super gringa, y lo hice así porque han sido los libros procedentes de Estados Unidos quienes de alguna forma me han acompañado y me han permitido llegar a ustedes en los talleres con las recetas que hemos trabajado. Esta última receta, tiene varias cosas especiales, por un lado nos lleva a aprender a hacer una salsa de tomate, que usamos con todo lo que queramos: pasta, pizza, y mucho más. Y también nos permite aprender una forma de preparar la carne: albóndigas. Albóndigas, que resultan especiales por dos razones, una son hechas en el horno, lo cual nos lleva a mantener a ralla el contenido graso en ellas, pero además es una receta que hace uso de ingredientes que pueden resultar nuevos, distintos para nosotros como lo es la pimienta de cayena o pimienta roja. Incluso para mí, conocerla, saborearla y distinguirla de la pimienta negra o cualquier otro ingrediente es una experiencia novedosa.
Posee un color hermoso, con cierto brillo, un rojo rosado, guayaba intenso que nos permite a reconocerla a distancia y cuando nos atrevemos a acercarnos podría ser muy picante, fuerte, pero la que tenemos esta semana en la escuela, no lo es tal. Así, el martes en la tarde mientras preparábamos el mise en place para el programa de la tele de hoy y verificábamos los ingredientes de la clase de ayer, me metí una pepita en la boca: me encantó!, en ella encontré, más allá de lo que pica, un aroma floral y a madera, a rama que me cautivó, creo que haría de cualquier colonia algo especial, y es eso, desde mi paladar, nariz ingenua y novata una mezcla de comida flor, un no sé, elegante quizá, que la hace especial.
La razón por la cual les escribo esto, es para que después de que preparamos aquella carne, nos detengamos un momento a ver que hay en ella. Estamos acostumbrados a un sabor integrado, mordemos, olemos lo que comemos y desconocemos qué los hace así, comenzar a desarmar aquello que comemos, descomponerlo en nuestra mente y enterarnos de cuales son sus ingredientes, abre un mundo de infinitas posibilidades, de crear algo nuevo, de las cuales Remy, el protagonista de Ratatouille, describe de una forma insuperable. Es divertido descubrir ingredientes, y emocionante la sensación de posibilidad que ella encubre, posibilidad de un día escoger hacer algo nuevo, que tenga un poquito de aquello que ya conocemos, un ingrediente que reconocemos.
Hay platos que nos presentan al ingrediente, que le dan un puesto, y eso hacen estas albóndigas con la pimienta y lo hace el tabule, de un restorancito Árabe que está diagonal a la Iglesia de Chacao, con el perejíl. En clases, en especial la semana pasada, nos detuvimos a conocer las hierbas y especias, a distinguir el cilantro del perejil, y tantas otras. Debo admitir, que el perejíl hasta que llegó ese tabule a mi vida era un ingrediente más. En ese restorancito, el perejíl encontró un lugar en mi corazón, ese tabule ha hecho que sienta amor por el perejil, suena loco, particular, pero es así, ya el perejíl deja de ser aquel que no es cilantro para tener una identidad propia en mi paladar y memoria, un lugar, una función. Los invito a pasar por aquella "taguara" (pizza zeina), ultra sencilla, y en medio del shawarma, o cualquier otro plato encontrarse con el perejil, para mí ha valido la pena!!!
Y así como comenzamos a reconocer ingredientes, a diferenciarlos y esto comienza a abrirnos un sin fin de posibilidades de crear platos nuevos. Podemos comenzar a discriminar los distintos tipos de sentimientos, de formas de ser, de comportamientos y dejar de estar atados a lo que conocemos y abrirnos un sin fin de posibilidades en amistades, relaciones, incrementar nuestra riqueza, aprendiendo distintas formas de relacionarnos, de cocinarnos, de acompañarnos. Así como un ingrediente, la pimienta roja o el perejil pueden desencajar, o hallar un lugar, lo podemos hacer nosotros. Hallar y hacernos de un lugar entre la gente que queremos, entre las cosas que nos gusta hacer, y la forma en la que nos complace ser, y así como la pimienta y el perejil. El desafío más grande y constante que tenemos es lograrlo en armonía con quienes nos acompañan, nos rodean, gozar de libertad en sociedad. Confieso, aún hoy después de concienzudamente haber hecho 16 años de psicoanálisis (o por haberlos hecho), después de estudiar psicología, y todo lo que ustedes saben, trabajo en ello todos los días, y entonces sé, que para algunos, en especial aquellos que tienen un don, inteligencia, sensibilidad o habilidad sobresaliente (como la pimienta) el reto se torna doble, tanto para él, como para la sociedad de albergarlo y darle un espacio y reconocerlo con los límites necesarios que le permitan canalizar, (distinto de censurar), su cualidad y, desplegarla expresarla sanamente desde su esencia hasta encontrarse "simpáticamente" con el otro.
En eso, o este ha sido el reto de esta semana, ¿Cómo incorporar armónicamente el ingrediente, el compañero que sobresale? ¿Cómo darle un lugar sin que tropiece con el nuestro y sin atropellarlo a él?. Tema sobre el cual mañana seguiremos trabajando, deteniéndonos con la pimienta, y con el libro Entre Gustos y Sabores: Costumbres Gastronómicas de Venezuela, por Rafael Cartay, mientras endulsamos nuestro quehacer y paladar con Laaa Torta de Chocolate y el recorrido por los distintos toppings de helados que hay en el mundo para terminar con nuestro "deep" (dip) transformado en fudge de maní, pasitas, miel y manzana para acompañar a...!
Hasta mañana!
Un abrazo,
Anabella
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